Nueva Zelanda hoy abrió sus fronteras a los turistas vacunados contra COVID-19 y que procedan de países con exención de visado, como Estados Unidos, España o Reino Unido, entre otros.
Cientos de pasajeros aterrizaron en un vuelo procedente de Los Ángeles a las 5.30 hora local, entre cantos y fuertes emociones tras más de dos años de cierre de fronteras.
Hurihanganui indicó que este lunes se prevé la llegada y salida desde y hacia Auckland de 43 vuelos con unos 9 mil pasajeros de decenas de países.
Los viajeros podrán circular libremente por el país pero deben someterse a dos pruebas rápidas para detectar el COVID-19:
Serán el primer y el quinto día, conforme a la política establecida por las autoridades.
En caso de dar resultado positivo, los infectados tienen que guardar un periodo de aislamiento de siete días y sufragar su propio coste de acomodamiento y manutención.
Mientras que los extranjeros que no están vacunados no pueden entrar al país oceánico a menos que obtenga una exención.
Misma que se otorga en casos contados, o tenga el estatus de refugiado.
Nueva Zelanda mantiene un plan progresivo de reapertura
Dicho plan comenzó en febrero y se prevé que concluya en octubre.
La férrea política fronteriza aplicada, que llegó a imponer un cupo de entrada diario muy limitado, causó problemas hasta a sus propios nacionales.
Asestó un duro golpe a la economía, en especial al sector del turismo que antes de la pandemia representaba casi el 6% del Producto Interior Bruto (PIB).
El país oceánico, cuyo gobierno fue aplaudido por su gestión inicial de COVID-19, reportó este lunes 6 mil 726 contagios.
Acumula así, desde el inicio de la pandemia, 943 mil 428 casos, de los cuales 53 mil 839 continúan activos, y 713 fallecidos.
Nueva Zelanda, registraba menos de un centenar de casos diarios de COVID-19 y ha vacunado al 96% de la población con dos dosis.
Fue escenario entre febrero y principios de marzo de una protesta antivacuna frente al Parlamento de Wellington que coincidió con un repunte de infecciones.
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