El Día del Niño en México, celebrado el 30 de abril, tiene sus raíces en la preocupación por los derechos y el bienestar de los más jóvenes.
Desde 1924, esta fecha se ha convertido en un momento emblemático para reconocer la importancia de la infancia y promover su protección.
La historia detrás de esta celebración se remonta al presidente Álvaro Obregón y José Vasconcelos, quienes instituyeron este día para honrar a los niños y niñas mexicanos.
Se inspiraron en la Declaración de Ginebra de los Derechos del Niño, un hito en la protección de los derechos infantiles, que sentó las bases para la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.
En México, los derechos de aproximadamente 15 millones de niños de 5 a 11 años están protegidos por la Constitución y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Estos derechos abarcan aspectos vitales como el derecho a la vida, a la educación, a la salud, a la alimentación, así como a la protección contra la violencia y la explotación.
Día del Niño una ocasión para reflexionar
El Día del Niño no solo es una ocasión para celebrar la alegría y la inocencia de la infancia, sino también para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan muchos niños en el mundo, incluidos aquellos que viven en situaciones de pobreza, abuso o discriminación.
Es un recordatorio de la importancia de proteger y promover los derechos de todos los niños, independientemente de su origen o circunstancias.
En esta fecha, es fundamental que la sociedad en su conjunto se comprometa a garantizar un entorno seguro y propicio para el crecimiento y desarrollo de los niños.
Al respetar y promover sus derechos, contribuimos a construir un futuro más justo y equitativo para las generaciones venideras.
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