Un devastador terremoto de magnitud 7.7 sacudió el noroeste de Birmania y partes de Tailandia, causando al menos 144 muertos y más de 700 heridos.
El sismo, con epicentro cerca de la ciudad de Mandalay, provocó el colapso de edificios, puentes y carreteras, dejando a miles de personas sin hogar y generando escenas de pánico.
En Myanmar, la ciudad de Mandalay fue una de las más afectadas, con numerosos edificios derrumbados y daños significativos en infraestructuras clave.
Se reporta que una mezquita colapsó durante las oraciones, aumentando el número de víctimas. Además, la torre de control del aeropuerto de Naipidó se desplomó, complicando las operaciones de rescate y asistencia.
En Tailandia, el terremoto se sintió con fuerza en Bangkok, donde un rascacielos en construcción colapsó, resultando en al menos tres muertos y 81 personas desaparecidas.
Al respecto, las autoridades tailandesas han declarado el estado de emergencia.
También están trabajando arduamente en las labores de rescate, utilizando drones y perros entrenados para localizar a posibles sobrevivientes entre los escombros.
La comunidad internacional ha mostrado su solidaridad con las naciones afectadas.
Organizaciones como la ONU, la Cruz Roja y la OMS están movilizando recursos para asistir en las tareas de rescate y brindar ayuda humanitaria.
Las autoridades locales instan a la población a mantenerse alerta ante posibles réplicas y a seguir las indicaciones de los equipos de emergencia.
Se espera que el número de víctimas aumente a medida que avanzan las labores de rescate y se accede a áreas previamente incomunicadas.