En su sexto y último informe, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ha llegado a una conclusión impactante: diferentes niveles de autoridades en funciones estaban al tanto de los acontecimientos relacionados con los 43 normalistas de Ayotzinapa, pero decidieron ocultar y manipular la información.
Este martes, el GIEI reveló sus hallazgos, señalando que marinos, miembros del Ejército, policías, autoridades locales y estatales.
Así como órganos de inteligencia del Estado, estuvieron monitoreando en tiempo real el paradero de los jóvenes, pero en lugar de protegerlos, colaboraron.
El experto del GIEI, Carlos Beristain, junto con la penalista Ángela Buitrago, expusieron ante los periodistas nuevos datos obtenidos de sus investigaciones.
Entre los descubrimientos más preocupantes se encuentra la sospecha de que marinos y militares manipularon información crucial del caso en operaciones conjuntas, manteniendo estas acciones en secreto.
Además expusieron la existencia de videos que revelan cómo los presuntos involucrados en el caso sufrieron amenazas y torturas.
Desde el violento acontecimiento ocurrido en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014, los padres de los estudiantes y sus abogados han acusado al Ejército y a las fuerzas de seguridad.
Pues encubrieron información y, posiblemente, estar directamente implicados en la desaparición de los jóvenes.
El informe del GIEI destaca que durante las horas cruciales del ataque a los jóvenes antes de su desaparición, un centro de información policial recibió al menos 500 llamadas telefónicas denunciando la agresión.
Asimismo, se identificó que soldados que supuestamente descansaban o estaban en instalaciones militares esa noche, estaban en los lugares donde un grupo de estudiantes habría sido trasladado.
El GIEI reveló que miembros de la Sedena llevaron a cabo operaciones secretas
El GIEI, en sus pesquisas, también reveló que miembros de las secretarías de Marina y Defensa Nacional (Sedena) realizaron secretas en las que detuvieron a cinco presuntos criminales, quienes hasta ahora no aparecen.
Aunque el GIEI no ha identificado a los responsables de la muerte de estos dos detenidos, el informe documenta discrepancias en los archivos internos de la Sedena respecto al hallazgo del cadáver del estudiante Julio César Mondragón.
Estas discrepancias plantean serias dudas sobre una posible manipulación del cuerpo.
Ante las inquietudes planteadas por el GIEI, la Sedena respondió que las diferencias en las horas, lugares y el batallón que informó sobre el hallazgo de Mondragón fueron un “error involuntario”.
El GIEI, que concluirá su acompañamiento en las investigaciones del Gobierno el 31 de julio, ha dejado al descubierto una red de encubrimiento y manipulación que involucra a diversas instancias de autoridad en uno de los casos más lamentables de desaparición forzada en México.