En las calles de Oaxaca, las paredes se han convertido en un lienzo que refleja el descontento de la sociedad ante el avance de la gentrificación en la capital. En medio de carteles en inglés que promueven servicios, bienes raíces y anuncian galerías o talleres, emerge un arte urbano que denuncia el encarecimiento de los servicios, la escasez de agua que afecta a los habitantes locales y el alza en los costos de alquiler y vivienda, señales inequívocas de un fenómeno que está transformando el rostro de la ciudad.
Propuesta contra la gentrificación en Oaxaca
La gentrificación no es un fenómeno nuevo en Oaxaca. Ejemplos claros se observan en los barrios de Jalatlaco y Xochimilco, así como en el centro histórico, donde alquilar una vivienda puede superar los 30 mil pesos mensuales. Ante esta realidad, en el Congreso de Oaxaca se ha presentado una iniciativa de ley compuesta por 22 artículos, cuyo objetivo es “Prevenir la Gentrificación y Proteger las Comunidades Locales de Oaxaca”.
Esta propuesta legislativa reconoce la gentrificación como una amenaza a la identidad y bienestar de las comunidades, y busca implementar medidas, sanciones y regulaciones para reivindicar y revalorizar la vida comunitaria en la región. Entre las medidas propuestas se incluyen límites a los aumentos de alquiler para proteger a los inquilinos de subidas repentinas o excesivas en los precios, así como la exigencia de que un porcentaje de las nuevas unidades de vivienda sea accesible para personas con bajos ingresos.
Además, la iniciativa aboga por evitar los desplazamientos arbitrarios y los desalojos sin causa justificada, buscando así proteger a los habitantes locales de ser expulsados de sus hogares. Un aspecto destacado de la propuesta es la regulación de las plataformas digitales que ofrecen servicios de alojamiento, con la creación de un padrón de anfitriones que deberán registrarse y obtener una licencia o permiso específico para operar, cumpliendo con una serie de requisitos.
Este esfuerzo legislativo es una respuesta directa al creciente descontento de la población, que ve cómo la gentrificación amenaza con transformar irreversiblemente su entorno, encareciendo la vida en una ciudad que lucha por preservar su identidad y proteger a sus comunidades.